Boletín del 13 de Mayo

de FÚTBOL, a un principio lo marcaban como “inalcanzable”. Pero hoy está ahí, como que bajó en algo los brazos en una tabla de posiciones que cambia tras cada jornada.

De verdad que esperaba que este partido tendría unos ribetes de conflictividad, pensaba que los Montereños se venían con la idea de sumar. Pero fue el equipo local quien lastimó dentro de los 10 primeros minutos y la estantería de los “Azucareros” se cayó de a poco, provocando que su victimario se luzca con un juego que pocas veces muestra.

El FÚTBOL no es demasiado complicado, tiene sus pergaminos que bien enroscados pueden ser muchas veces muy mal interpretados. La idea principal será siempre la de impulsar el balón para el frente, de lograr e intentar llegar al arco contrario y marcar el GOL que desequilibre la balanza y la incline para aquel que mejor haga las cosas.

No siempre sucede aquello pues muchas veces el caprichoso FÚTBOL, decide premiar al mezquino, y castigar al generoso. Pero generalmente la formula de jugar bien y ganar, es la más común. Y esta noche se dio aquello en el gramado del Siles.

Un centro desde el bando derecho que parte de la pierna diestra de Parada, la peinada de Díaz, el ingreso cuasi fantasmal de Renán y este último que define ante la salida del desesperado portero que no logra su objetivo de tapar el remate del moreno jugador, que al festejar la diana, se asoma para la mítica Curva Sur y festeja el GOL con los fieles feligreses que se teñían en Oro y Negro. Renán besa la camiseta, la comprime y golpea a la altura del Corazón señalando con su dedo algún punto de la inmensidad.
Minuto 9 y ya el AURINEGRO golpeaba a su rival.

Quiero destacar la sociedad entre Parada y Nelvin, pareciera que jugaran de años y años. A esto se suma el juego trillado de Lito, que a momentos termina asomando el arco contrario como si se tratara de un delantero mas.
Es en una jugada entre Parada y Nelvin, en la cual este último levanta un centro al área del equipo rival y el Paraguayo de Delio Ojeda marca tras mortal cabezazo y la manda guardar en las redes del arco Sur. Y nuevamente el grito de GOL llena las bocas de los asistentes, ya era el segundo GOL y la cosa pintaba para más.
El relator decía que abusábamos del pelotazo, que el partido era monótono y hasta algo aburrido. Y de repente el AURINEGRO empezó a tocar el balón a ras del piso, encandilándonos a todos con paredes, caños, ribetes, gambetas y demás cómplices. El equipo se soltó y mostró su mejor juego y el premio no se dejó esperar, el aplauso llegaría por obra y efecto de lo observado. El relator calló y se sumó a los piropos.

Atacar por la derecha o por la izquierda era una constante del ATIGRADO, una constante lenta, parsimoniosa y delicada pues el rival tampoco mostraba algo de reacción. El juego del rival (si es que lo tuvo) fue fácilmente destruido por el medio campo, donde un joven jugador destacó ampliamente. No le pesó la camiseta, parecía que jugaba de años pues incluso tuvo ribetes de malacrianza y atrevimiento contagiante, mandándose caños, amagues, quiebres y hasta patadas que demostraban a su rival y a los de la grada que está diseñado para este tipo de camiseta.

Hablo de Miguel Quiroga, el cual me hizo olvidar a Alejandro Chumacero e incluso al mismo Sacha Lima. Alejandro Chumacero es cuasi un icono inamovible en la estructura de THE STRONGEST, pero esta noche no lo extrañé y al contrario me deleité con la presencia de Miguel Quiroga, el cual fue despedido con aplausos; y es que el público sabe premiar a los que demuestran juego.

En un forcejeo en medio campo, el jugador que vestía de rojo, atropella e intenta intimidar a Quiroga, lo empuja y le vocifera algo desagradable… ¿Saben que hizo Quiroga? …. Le metió una patada, tan vieja y mañuda que el jugador rival se retiró mirándolo con rabia y al mismo tiempo con impotencia, pues fue una patada que todo el mundo vio, pero de la que nadie se dio cuenta. Es de esas patadas que te dicen;…. “Vamos, que estoy acá y no me escapo”…. Selló eso su perfecto actuar, pues Quiroga también se dedicó a recuperar balones, destruir el juego del rival y hacer paredes.

El DOS por cero marcaba el final del PT y yo premié a mi paladar con unos “sanduches” de carne, bañados en llajua, acompañados con una ensalada que a la postre me marcarían el paso de pedir y buscar un fresco de Bola que calmó el ardor de mi lengua que me felicitaba por tan buen gusto.

Volvía a mi lugar, al verde asiento maltrecho, sucio y estropeado, que forma parte del Hernando Siles, sería el plastoformo pues quien se encargaría de separar mi pantalón del desastre y de amortiguar en algo la fricción natural de retaguardia y sentadera.

Con un equipo soltado, libre, suelto, los nuestros decidieron mostrar su mejor nivel, jugadas que desesperaron a sus feligreses con apremiar al autor con aplausos. La hinchada no se cansaba de alentar, siempre constantes y armoniosos se animaron en sus filas a corear el “Ole”. El equipo tocaba el balón, lo manejaba a gusto y placer. Quiroga se dedicaba a recuperar el balón y Lito de distribuirlo entre los que mejor estaban posicionados.

Tiro libre a favor de nosotros y el pique que impulsó a Renán de un principio me llamó la atención, pues el remate salió malicioso desde un inicio, y el trallazo se coló, filtró, escurrió y metió entre las manos del portero, el balón tenia destino de red, y nada iba a detenerlo. El TERCER GOL del Atigrado llenaba nuevamente la garganta de los AURINEGROS.

Penal a favor de los intereses de los Azucareros, una mano que si sucede en media cancha no vale nada, pero como ocurrió en el área se debe castigar como penal (según la miope visión del réferi) y el remate desde los 12 pasos terminó en las gradas de la Curva SUR. Si fue la sonora rechifla de los espectadores que perjudicó al ejecutante, pues debemos de practicar más la chifla, pues funciona.

El cuarto GOL del AURINEGRO, es un toqueteo entre Regis, Ramallo, las paredes y la generosidad que terminaron en los pies de Ruiz, quien se encargó de anidarla al fondo de las redes. Era el CUARTO y el pleito ya estaba liquidado. Nos degustábamos de un delicioso trozo de caña de Azúcar de Montero que deleitaba el paladar ATIGRADO.

De ahí algunas patadas e impotencias, Ovejero pisa malintencionadamente a Ojeda y es castigado con roja directa.
Una cargada y posterior patada en el piso contra nuestro portero, provocan que este reaccione y sea castigado con Roja. Yo me pregunto: …. ¿Cuántos partidos le darán a Daniel Vaca? …. En este nuestro FÚTBOL tan extraño, pueden pasar muchas cosas. …. ¿o no?.

El ingreso de Lucho Cristaldo en reemplazo de Miguel Quiroga provoca aplausos, el GRADIADOR vuelve al gramado del Siles y bastan un par de jugadas llenas de sabiduría para desempolvar un viejo escrito que reza: …. “Mas sabe el diablo por viejo, que por Diablo”…. Un intento de cambio de frente y Lucho que decide (por instinto) meter la cabeza y el balón que se estrella en la cabeza del GLADIADOR provocando que su rubia cabellera se encrespara y floreciera como bengala, desatando el plauso desde la grada por la intromisión. Sencillamente es FÚTBOL, FÚTBOL del nuestro.

Si esto acabó con un 4 por cero, fue porque Guabirá se salvó de otras caídas, esto podía haber acabado con un marcador más grande. Estoy a una unidad del puntero, comparto la segunda casilla con una empresa, tan sólo dependemos de nuestras fuerzas.

Fue una noche bonita con bengalas, luces, y juegos artificiales en las gradas y en el gramado. Fue una noche bonita, fue una noche para exhalar satisfecho y decir: …. “Qué bonita noche” ….